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sábado, 6 de diciembre de 2025

"Falsedad vampirica"

Morly, una vampiresa, se acerca a otra vampiresa para darle consejos sobre lo que la sangre en mal estado puede hacerle y de ahí se ponen a conversar.
Morly nota que la segunda bebe alcohol y en demasía; sabe que algunos vampiros lo hacen, pero teniendo en cuenta que ella también tiene sus vicios y que con la tecnología siempre tienen que andar con los ojos despiertos para no ser descubiertos.
Los vampiros han tomado muchas mañas de los humanos, las peores no hace falta aclararlo.
El banco de sangre es la mejor comida ya que los antiguos métodos son poco fiables y los humanos han corrompido su sangre, sus mentes y sus almas.
Morly le explica esto a Daiana en el banco de sangre.
Daiana parece tan encantada con los consejos de Morly que la invita a un trago; a lo que Morly se niega rotundamente, pero por cortesía se queda hablando de cosas de la no-vida con Daiana.
A pesar de lo que se cree, los vampiros son muy amables y caminan entre nosotros de día y de noche; su piel solo es más pálida.
Algunos hasta llevan tatuajes; Daiana, por ejemplo, tiene una mujer tatuada.
Morly, por el contrario, es más de lo antiguo y respetuoso, aunque se ha adaptado de manera excelente a esta época y sabe pasar desapercibida ante los humanos; siempre alguno nota que su palidez es demasiada y, por lo general, tiene el cuerpo frío.
Daiana, en cambio, llamaba la atención por sus descuidos emborrachándose y su miedo a los humanos maleantes que estaban alojados cerca de su casa.
Era más temerosa; en cambio Morly se sacaba fotos, sonreía sin enseñar los colmillos. Morly tenía ancestros más fuertes.
Daiana es inexperta y muy lanzada por su verborragia.
Quiere todo pero no ofrece nada.
Y cuando ofrece, defrauda.
Luego de intentar despedirse, Morly se ve obligada a cumplir la cortesía y darle su número de teléfono y acompañarla a su casa como si fuera una niña indefensa a Daiana,
que teme a esos humanos y ha perdido su visión vampírica.
Sin contar el tic molesto e tocarse el centro del pecho.
Algo anda mal en Daiana.
Morly, al llegar a su casa, refrigera la sangre y saluda bajando la mirada respetuosamente a sus ancestros o, mejor dicho, a los retratos de ellos.
Al sacar de su bolsillo el celular se encuentra con vídeos de Daiana mostrando lo feliz que estaban sus peces.
Esa casa tan cercana y ella jamás la había visto… qué raro…, pero Morly nunca se detenía a mirar pequeñeces y, si conocía esa casa, solo que esa parte no.
Ella iba al objetivo de su salida.
Con el paso de los años, tanto recorrer la ciudad y toparse con humanos y vampiros la habían convertido en una vampiresa que muchos llamarían cruel.
Era su forma de cubrirse contra futuras heridas; al ser inmortal sabía que la vejez vampírica iba a ser dolorosa, que era un simple mito eso de que se preservan jóvenes eternamente; ya había perdido siglos de su vida y muchos amados vampiros y humanos.
No era malvada, pero era catalogada así.
Y sin querer, por hacer un bien a una novata, está viendo con mezcla de asombro y repulsión una casa que parece acuario.
Peces acá.
Peceras allá.
Comida para ellos y una pequeña heladera con dos litros de sangre y varias botellas de vino para la dueña.
¿Desde cuándo los vampiros tenían ese amor por los animales y más por esos?
No son peces exóticos ni gatos ni perros lobos.
Simplemente le agradece el mensaje y se va a beber su sangre frente a su laptop mientras chatea con un hombre que sospecha que es vampiro; desea algo con él, pero el viaje la cansa de solo pensarlo.
Es un día de vuelo encerrada en un avión con meros humanos y Morly siente el deseo de la sangre humana recién extraída de una yugular como cualquier vampiro.
Ella, con ese enigma viviente o no, estaba más que saciada por momentos.
Después de una charla se aseguró de que todo estuviera cubierto y se fue a descansar.
Mas el descanso no duró mucho: Daiana le pedía el favor de acompañarla a ver una casa nueva. Morly puso los ojos en blanco y se vistió.
Tras ver un departamento horrible y en exceso caro, Daiana bebía una lata tras otra de cerveza y Morly le decía que para disimular lo hacía demasiado bien y que seguramente por eso los de abajo de su casa le buscaban pelea.
—Vamos a mi casa —
dice Daiana.
Morly quiere excusarse, pero se ve casi arrastrada a la casa.
Al entrar, lo primero que hace Daiana es abrir un vino y ofrecerle una copa.
—No bebo.
—Es la sangre de Cristo.
—Menos aún.
—Jajajaja, eres antigua.
—Sí.-
Daiana habla de sus temores y Morly escucha sin ganas, pero presta atención; el olor en el aire es denso por los filtros de agua para peces y miedo humano.
—La verdad, nos veo detrás de la barra de un bar —
dice Daiana.
—Vos madrugas, no disfrutas la noche y ¿de dónde sacás la idea de que necesito ese trabajo o lo quiero?
—Veo que te escasea el dinero.
—Escasear no sería la palabra… No lo dilapido en alcohol, me gusta mi vida como está.
—Sin siquiera un hombre o mujer solo  jugando a la detective con alguien lejano. Vaya vida.Yo quiero ayudarte, te ofrezco una ayuda y no queres.-
—En efecto, no la quiero; además, no sé qué costos podrían venir con ella. Veo esta casa con desconfianza.
—¿Por qué?
Morly ahí se acerca con mirada letal y empieza a mirar las peceras… y huele a Daiana.
—Tú no eres una verdadera vampiresa; esto no es ni una cripta ni un mausoleo ni una casa, esto es una terraza techada; solo un techo y unas tristes y débiles rejas te separan del sol.
Tú has manchado tu piel con tatuajes obscenos y  herejes no mires mi cruz así; mis ancestros eran devotos. Yo soy pura, tú eres todo lo que ellos despreciaron y contra lo que pelearon.-
—Tu casa sí es una cripta, todo es antiguo, no le has dado personalidad, te conformás con eso.-
—Por respeto y ganas. No como tú, Daiana, que has hecho todo lo que hacen los humanos y querés que yo sea como vos. Me adapte a mil épocas eres una recién nacida ¿o que ?—dijo mientras aprieta los puños.
—Tú te acercaste a hablarme.
—Mi idea era darte el consejo e irme; me detuviste casi por la fuerza. Eres frágil aunque te sientas superior; eres mitad humana o quizás más; veo el alcohol hacerte daño, eso es raro, a los vampiros no les afecta.
Eres humana y tenés un fetiche con los vampiros.
—Bravo, y hasta ahora lo descubre la gran Morly de Transilvania.
—Idiota, no soy de ahí y te creí novata; una obra de bien y me cuesta la paciencia de mil siglos. Me voy no pienso beber u asquerosa sangre.-
Daiana intenta agarrarla y Morly solo la empuja con fuerza hacia la reja débil  y la gravedad hace el resto.
Era casi casi humana y probablemente de alguna facultad de sesudos estudiosos de lo oculto la habían usado por su fetiche implementando alguna nano chip.
Morly quiso ayudar y terminó matando como odiaba eso casi tanto como que le digan que hacer.
Vivió cien vidas y va a seguir viviendo es inmortal su sangre es legendaria y sus métodos también.
Matará de nuevo si se interponen así en su camino,nada la cambiará a esa manera tan vulgar Morly tiene mucho que perder:Un legado.
Simplemente no entendía lo hipócrita que se había vuelto el mundo pero el mundo era joven y sus ancestros caminaban en él...
Sintió la tristeza de tener que matar y no para comer la añoranza de otra vida el peso de mil  no "vidas" miro a su alrededor y pensó en incendiar todo pero tuvo piedad de los peces reviso y no encontró más que una mini cámara que ni siquiera estaba enchufada.
Vio el cadáver abajo y a los que la nueva difunta tanto les temía así que todo arreglado.
Menos su mal momento.
El mundo esta lleno de Daianas que quieren cambiarte juzgarte y meterte en su asqueroso mundo.



















 


















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