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miércoles, 7 de mayo de 2025

"Amor antiguo"

Era un día medio atípico...me mandaron al cementerio.
No me gustan esos lugares pero soy como una "arregla problemas" algo así como una coaching de vida pero que si da resultados; yo muestro los papeles, los recibos y demás.
Iba caminando y vi dos lápidas.
La que esta más próxima lápida dice:
Aquí descansa para toda la eternidad Ana Claudia Romero de Vivol.
Amada esposa madre y abuela.
Te recordaremos siempre.
Tiene flores frescas esta bien cuidada.
Me quede observándola sin saber porqué a su lado descansaba su esposo Laudelino Vivol su lápida dice:
Esta es la última morada de Laudelino Vivol.
Amado esposo padre y abuelo.
Te recordaremos siempre.
La lápida es más antigua la caligrafía es más varonil y por las fechas él falleció primero.
Me quede observando Laudelino y Ana Claudia.
Tras ellos un ángel de piedra los custodia.
Habían formado una familia hacía ya muchos muchos años no parecían famosos pero si queridos la tumba de él también tenía flores frescas.
Seguí caminando por el cementerio no me gustaba en lo más mínimo pero tenía que estar allí, ninguna tumba estaba tan bien cuidada como la de los Vivol.
Muchas tenían flores pero no tan frescas y las lápidas eran más pequeñas ¿Quiénes habrán sido esa pareja? En Google no hay detalle.
Fui hasta la oficina hice el trámite bien engorroso y salí.
Pasé por el mausoleo familiar estaba descuidado pobres mis ancestros pero ellos entenderían tenía había llevado unas rosas blancas y entre para dejarlas ufff.
El polvillo me hizo toser.
Todo estaba muy descuidado.
Claro años sin pagar...les rece una plegaria y pensé que si algún día me convierto en vampiro ese sería mi escondite.
Camine por todo el cementerio ninguna tumba estaba en buenas condiciones a lo lejos una mujer lloraba sentada en un banco de una manera muy estruendosa.
En la mejor ubicación estaban los Vivol.
Laudelino y Ana Claudia.
No eran parientes de los dueños por el apellido.
Quise pasar de nuevo entre el ángel y lo bien conservado de las lápidas me dio una curiosidad cuando llegue una mujer joven más que yo les dejaba otras flores más sofisticadas. 
Me miro sonriente y doliente al mismo tiempo se persigno y dijo:
-Mis abuelos.-
-Que en paz descansen.-
Le respondí
-Lo hacen, gracias ¿te molesto vos no sos de acá dé venir acá?-
-No vine por un trámite. Vos si?.-Ya que ella se tutea...pensé.
-Se te nota. Estas pálida.-
-No, soy pálida.-
-Uy perdón ¿sabes que s algo que mi abuela nunca pudo enseñarme?A no meterme en la vida de los vidas.-
-No me molestó quédate tranquila ¿Eran muy unidas?.-
-Si, fue la abuela más consentidora que existió creo yo porque ninguna de mis amigas fue más mimada que yo o mi hermana por ella y las consentían eh.-
-Yo soy hija única así que imagínate si sé de lo que hablas.-
-Jajjajaj te dejo voy a ponerles a mis abuelos estos lirios y gracias por la charla.-
-A vos, suerte.-
Así me despedí.
Volví pensado en ella y en sus abuelos.
Que devoción sentía por ellos seguramente ella les cambiaba las flores cada semana en eso me intento agarrar como una cuerda el remordimiento por los míos pero mi idea de que viven en mi esquivo el lazo. 
Dos semanas después tuve que parar en un puesto de flores y ahí mientras pedía un ramo de rosas rojas para la novia del jefe cuando me doy vuelta apurada como siempre me tropiezo con la nieta Vivol.
La saludo con una sonrisa y ella me reconoció enseguida haciéndome un gesto que la esperara.
Mire la hora en e celular era temprano podía esperarla.
Con un poco de suerte sabría quienes fueron sus abuelos.
Salió pronta con un orquídea y le pregunte como estaba ella a mi y así terminamos en un bar ella tomando un café con leche y yo un té verde.
Se llama Belén tiene unos años menos que yo y la historia de sus abuelos en casi fantástica pero cierta.
Aproximadamente cien años atrás los padres de Ana Claudia como buena clase media ahora mal llamada mierda deciden tomarse unos días de vacaciones en la costa Ana Claudia tiene quince años y es una hermosa joven de cabellos ondulados un poco robusta un poco introvertida y es en la costa donde Laudelino la conoce que fue a pasar las vacaciones con su hermano y sus también allí.
Un día sus miradas se encuentran Laudelino queda flechado instantáneamente  por esa niña de ondas en el cabello él tiene diecisiete años y no sabe como acerca el padre la custodia bien mientras ella borda.
Le pregunta a su padre y a su hermano quienes miran a la niña y le dicen que no moleste a una familia bien.
Por su lado Ana Claudia busca al muchacho moreno de pantalones cortos que tenía esos ojos tan bonitos discretamente ya que ella también había sido flecha.
Días de miradas y caminatas transcurren hasta que Laudelino le habla en el mar.
Ana Claudia aunque había soñado el momento no supo que responder más que con risas y un tímido pregúntale a mi padre.
Laudelino acompañado de su padre va a hablar con el padre de Ana Claudia y este le otorga el permiso de hablar con hija.
Y así el amor florece un amor joven, un primer amor, sano sin malicia y a la antigua.
Por as tardes charlan mientras ambas madres los custodian y llega el día en que la familia de Ana Claudia debe volver, las madres habían especulado de que era un "amor de verano" pero Laudelino saco un as debajo de manga al enterarse que vivían en diferentes zonas de país.
Pidió permiso para escribirle.
Y se lo dieron con asombro y alegría de Ana Claudia.
Cada más de quince días llegaba una carta de él para ella la cuál era revisada por la madre antes de dársela a leer a su hija.
Ana Claudia esperaba ansiosa las cartas para responderlas para estar cerca de el que sería su marido.
Ya se había decido sola a conquistar al muchacho de ojos dulces y prosa inexacta.
Laudelino terminaba el bachiller este año y tenía esperanzas de viajar a ver su niña de cabello rizado más no pudo, su abuela se enfermo y posteriormente falleció y la familia guardo luto.
Cosa que tuvo que tuvo que avisar a Ana Claudia para que entendería su silencio y su ausencia en la playa.
Ana Claudia había estudiado todo el año para tener notas altas y que como premio la llevaran donde él fuera y paso esto, esas vacaciones fueron mirar las olas y extrañar.
Su madre la incitaba a buscar hombres maduros mejores pero Ana Claudia era terca y fiel a su enamorado que le había prometido bajar las estrellas del cielo si ella lo deseaba.
Para su sorpresa al volver de la costa encontró una carta suya y pudo leerla antes que su madre.
Laudelino iba a entrar al servicio militar y le pedía un mechón de cabello o una foto y le adjuntaba una foto.
Se lo veía en blanco y negro de traje mirando fijo a la cámara con la ternura escriba en su rostro.
Ana Claudia se tomó una foto con un vestido color rojo y con una sonrisa pícara en la boca que dejaban ver sus hoyuelos, luego se cortó un rizo y lo envío en papel de seda junto a una carta de sus padres dando el pésame a la familia y agradeciendo su servicio al país.
Laudelino partió al sur y Ana Claudia se quedo suspirando una vez pero con la foto en la mesita de luz al lado de su cama.
Las familias que al principio no creyeron ellos ahora hasta se escribían entre ellos las madres pasaban recetas que Ana Claudia aprendía y los padres de vez en cuando se enviaban corteses saludos y planeaban una no muy pronta boda ya que para ellos Ana Claudia era aún muy niña.
Con el paso del tiempo a la casa de Ana Claudia y Laudelino llego el teléfono pero ¡a que precio! y los padres se opusieron a que hablaran por ese medio; ellos siguieron comunicando por cartas ardientes cada vez con un poco más de amor y pasión.
Tenían un poco más de libertad porque la madre de Ana Claudia ya no revisaba las misivas.
Entre el colegio, las clases de piano y soñar con reencontrarse con Laudelino Ana Claudia tenia poco tiempo para cocinar esto lo noto su padre y se hablo con ambas familias mientras a Laudelino se le buscaba un trabajo digno Ana Claudia aprendería a cocinar.
Ellos lo aceptaron sin saber pero con sospechas.
Por fin llego el tan preciado verano y el reencuentro.
Fueron quince días donde los jóvenes no se separaron, era tan complicado separarlos que se dieron por vencidos ambos padres.
Y escondidos bajo la luna tuvieron un precioso y memorable acto de amor sin mucha experiencia y lo repetirían hasta el ultimo día de esas vacaciones.
Se mentían diciendo que era para mejorar cuando ambos sabían que era por el goce.
Al volver el tiempo transcurre y Ana Claudia se gradúa dé maestra mientras Laudelino trabaja en la municipalidad de su ciudad.
Al final de tantas cartas y algunos llamados por teléfonos y una sola visita de Laudelino a los veinte años Ana Claudia se casa con Laudelino.
En una hermosa capilla de la costa donde se conocieron, luego celebran una fiesta ambas familias ahora una sola.
Van de luna de miel a la montaña.
Luego se mudan a una pequeña casa en medio de ambos caminos.
Casi casi Laudelino había los kilómetros para que la casa estuviera casi a la misma distancia para su familia que para la de ella.
No conto con que antes de años Ana Claudia daría a luz a un bebé y de ahí en adelante solo serían ellos tres.
Lo llamaron Román por el padre de Ana Claudia y dos años más tarde nacería Camilo por el padre de Laudelino.
El tiempo paso rápido entre visitas a sus padres, fiestas, trabajo  cosas domesticas.  
Los niños crecieron en esa pequeña casa que tanto Ana Claudia como Laudelino se esforzaron en hacer un hogar para ellos.
Más tarde cuando Laudelino pudo guardar dinero compraron una casa mayor que sería su residencia final, que agrandaría más tarde.
Los niños se convirtieron en hombres como en un parpadeo mientras miraban televisión y para suerte de ambos ninguno fue llamado a la guerra.
Laudelino y Ana Claudia se aman como el primer día me corrijo más, agrandaron la casa consiguió Laudelino mejor empleo.
Nunca fueron ricos nada les falto pero poco les sobro.
Eran esa familia que los vecinos fingen sonrisas y amabilidades y por detrás hablan mal con envidia y conspiraciones.
A ellos eso no les importaba se habían forjado el carácter con años de esperas y un amor cada día más grande.
Pronto se cansan  los hijos y las nueras con nietos invaden la casa.
Tuvieron cuatro nietos.
Belén María Luisa Lorenzo y Armando.
Las niñas eran hijas de su primogénito Román y se encargaron de mimarlas educarlas sobre todo de ser un ejemplo para ellas.
Los niños hijos de Camilo fueron igualmente mimados y educados solo que más por Laudelino en lo ejemplo.
Fueron unos abuelos fuertes y felices que habían tenido una casa en costa donde se conocieron.
Se adaptaron tan bien a los cambios tanto tecnológicos como económicos que a mi me sorprendió.
Fue terrible cuando el abuelo Laudelino falleció más para la abuela Ana estuvo triste pero se refugio en si misma en su casa y en nosotros los nietos más tarde se mi cuñada quedo embarazad de trillizos y fue una alegría que la cegó.
Eran muy activos los dos, caminaban juntos todas las mañanas, a veces jugaban al tenis ninguno perdió la conciencia eran mentes lucidas.
Belén termino diciendo que a veces su abuela le mostraba las cartas de su abuelo y que su álbum  familiar de fotos era enorme.
Yo quedé impactada y le pregunte si tenía alguna carta o una foto de las cartas.
Y me respondió:
-Las cartas de mi abuela que años atrás le escribía en hojas de colegio fueron enterradas con él y las de él hacia ella con ella.. Fue la última voluntad de ambos.
Yo como ahora estoy acá cuido de las lápidas el fin dé semana seguro mi primo y así nunca están descuidadas ellos no nos descuidaron jamás. Es como una tradición.-
-Guauuu eso es amor antiguo-Dije
-Si igual quedaron en sus celulares mensajes de WhatsApp.-