-¡Hay que matar a la escritora asesina!-
Grito una voz femenina en medio de un gentío, de un mundo paralelo lleno de mascaras.
Lleno de nombres a medias,lleno de sentimientos encontrados,lleno de monitores y cables.
Y también lleno de una especie de magia.
Algunas veces magia blanca otras muy oscura.
Oscura con esa oscuridad que te ciega.
Pero en ese mundo debían matar a la escritora.
¿Asesina?
Si, a veces...la mayoría de las veces.
Pero ahora había un complot.
Estaban escondidos pero vigilando.
Todo era en silencio y sin embargo la escritora oía los gritos.
Los presentía.
Sabía que llegaría la ola que borraría todos sus escritos,la ola que la dejaría cansada en un mar más profundo del que había estado nadando contra corriente toda su vida.
Era el ruido ensordecedor en su corazón lo que la motivaba a escribir.
Los amores contrariados de su vida.
Los errores de los cuales capaz no había aprendido nada.
Las angustias que la habían agobiado.
Las personas que la habían lastimado en cualquier modo.
Las lágrimas que se guardaba.
Las voces que no oía.
Los silencios que escuchaba.
Todo era una razón para escribir.
Pero había cruzado una frontera.
Ahora escribía y los nombres y personajes no eran ficticios.
De un tiempo a esta parte los nombres que antes tanto se guardaba en cuidar e inventar habían sido los reales y en varias ocasiones hasta eran víctimas de sus crueles torturas.
Por eso había que matarla.
Para que deje de matarlos a ellos.
De maneras inclementes e impensadas ella los mataba con nombres cortos o enteros.
¡Debían matarla.!
Pero...
¿Como matar a una escritora asesina?
Con palabras sería absurdo.
Ella las usaba como su mejor arma.
¿Con indiferencia?
Tal vez ...era una opción muy viable ya que era totalmente ególatra y hasta insegura en algunos casos.
Pero eso no acabaría con ella.
Ni haría que se detuviera.
El complot estaba armado habían dejado cada uno hasta los seres más dulces o mejor dicho los que ella pensaba dulces su palada de tierra.
Era una tumba no un complot lo que aquellos habían preparado para ella.
-¡Hay que acabar con la escritora maldita!-
Grito una voz masculina.
-¡Hay que cercarla y llevar adelante nuestro plan!-
Grito una voz que se oyó como un zumbido.
-¡Rápido esta desprevenida y escribiendo!-
Grito una voz algo tímida.
-¡Ahora que esta por asesinar a vaya a saber quien debemos acabar con ella!-
Aulló una voz con un acento extranjero.
Así recostada en su cama la encontraron.
En ropa interior con su máquina de escribir y su cabeza totalmente absorta en una historia de lujuria que ninguno de ellos leería jamás.
Ella no mostraba ni la mitad de las cosas que escribía.
Solo levanto la mirada y les dijo:
-Sé que vienen por mi,hace tiempo los presiento,los escucho rondar mi cabeza,hurgar mis escritos,buscar un defecto, una excusa,un "algo" hasta han dicho para culparme,para sacrificarme...
¿Eso es lo que quieren?
No sean hipócritas y vayan a negarlo.
Yo lo sé todo.-
Dijo prepotente la escritora.
Nadie de esa muchedumbre se atrevió a desafiarla pero hicieron volar su máquina de escribir de una patada y se hizo añicos contra el duro suelo,quemaron sus escritos,borraron memorias de todo tipo,destruyeron sus libros hasta los más básicos para que jamás tuviera acceso a las palabras nuevamente.
Ella miraba asombrada.
Un poco desilusionada pero no tan doliente como ellos esperaban.
Este acto no paso desapercibido por uno de ellos y la cuestionó:
-¿Por que tan calmada?-
Al notarlo todos empezaron a interrogarla:
-¿Que escondes?-
-Esa calma no es común en ti eres un ser de fuego,no eres así de fría y menos cuando tus cosas están en juego. ¿Que escondes?-
-¿Yo de fuego?-
Respondió la escritora soltando una carcajada.
Un ser espantoso disfrazado de dulzura le aplico una cachetada.
La escritora no giro la cabeza pero con la mirada observo aquel disfraz y sonrió la había reconocido.
Otro ser la tomo del brazo derecho y la arrastro fuera de la cama.
-Quédate quieta y callada ahí.-Ordeno con ese acento tan peculiar...tan falso sonó como antes sonaba amable, también había reconocido a esa persona.
La escritora miraba con pena e ira todo lo que aquellos seres hacían pero en silencio con los brazos cruzados sobre su pecho.
Más sus ojos siempre habían sido otra arma casi tan letal como sus letras y en ellos no se veían pupilas sino dos candelas ardientes.
No soporto más y cuestiono:
-¿Es por mi cambio,tanto les molesta que ya no este disponible todo el día o es por aquellos pequeños favores que les he pedido y ustedes gustosos accedieron a hacerlos.
O por la atención que recibo de otros que nada tienen que ver con ustedes?
Recuerden que no cambie mi piel que jamás seré serpiente que no muto, que mi cambio fue solo por comodidad y placer.
Exijo la razón de este ruido ya que para mi solo es ruido, hace meses que ustedes hacen ruido en mi cabeza
Ya no soporto más.-
Una voz que no logro identificar le respondió:
-¿Nos matas,nos torturas con nombre y apellido y nosotros hacemos ruido.?-
-¿Te crees realmente una escritora maldita eres alguna extravagante reencarnación de Baudelaire , Voltaire,Sade o alguno de ellos?-
Le pregunto irónicamente una voz masculina que ahora mostraba su cara pero que antes se cuidaba de ocultar.
Ella simplemente fijo en él sus ojos negros y con esa mirada calló por unos momentos a la multitud reunida.
Este silencio no duro lo suficiente como para que la escritora pudiera irse y salvar algo de sus letras.
Pero ese momento duro lo exacto para que su mente ideará un plan.
Luego de haber destruido hasta lo último con que ella pudiera escribir la ataron en una silla.
La amordazaron.
Y la golpearon.
-¡Expiraras tus culpas todas y cada una!-
Gritaba una voz masculina que retumbó como si lo dijera un exorcista, era la misma voz que había mostrado su cara.
-¡Ya no tienes poder sobre nosotros!¡Sin tus letras nada eres.!-
Grito una voz femenina.
Esta era la voz que fingía ser dulce que ahora también ella reconocía.
El humo de la hoguera de sus escritos le penetraba la nariz y fingió desmayarse.
La turba feliz ahora al verla desmayada y desarmada decidió que la dejarían junto a la hoguera de sus letras para que muriera cuando todo sea fuego.
Ella un ser de fuego iba a morir entre fuego y letras.
Ella un ser de letras iba a morir a causa de palabras y flamas.
¡Ardiente literata.!
A ellos les pareció lo más justo y hasta era casi un homenaje.
Esparcieron por su casa combustible altamente inflamable y se marcharon casi todos felices.
Pero uno quizás el más débil o el menos vulnerable a sus letras la miro desmayada en el piso al lado de la hoguera atada a la silla y escucho un susurro:
-No me han matado-
Afuera alguien grito que eran libres y lo hizo volver a la realidad ya las llamas alcanzaban más de la mitad de la casa y este último ser salio aterrado y corriendo.
La casa exploto.
Y la turba fue a brindar al mundo paralelo.
Del cuál no sé sabría a ciencia cierta si habían o no salido.
Más a la semana siguiente apareció un escrito con el nombre de la escritora.
Era pequeño pero conciso.
Y así decía:
"Soy escritora maldita tal vez,no lo sé ...probablemente ya que he "resucitado" pero antes que nada y ustedes lo ignoraron soy actriz y la vida es una gran obra y el mundo un enorme teatro."
Aquí tras una larga jornada de quehaceres domésticos que detesto pero que logro terminar a fuerzas de canciones alegres espero.
Sentada.
De pie.
Acostada.
Bailando.
Desnuda.
Vestida de entre casa.
Arreglada con mis mejores galas.
Solo con una bata blanca de seda y encaje y un pañuelo atado a garganta.
Espero.
Al principio creí que esperaba al príncipe que he creado en base a ti.
Ahora que me he quitado la venda de los ojos creo que espero al hombre que no he inventado.
Aquel ser extraño que aún no logro entender.
A él creo estar esperando.
De todas esas maneras,con todas esas variaciones de ropa o sin ropa a él espero.
Tantas veces he imaginado lo que diré cuando lo vea que tengo certeza absoluta de que cuando llegue por mi empezaré a temblar y no diré nada de las palabras que he imaginado decirle y quedaré muda e indefensa, mis armas más letales son las palabras.
Ellas me permiten crear y destruir a mi antojo y voluntad según el momento.
Ansío terriblemente que venga a mi.
Lo espero.
Lo preciso.
Durante las mañanas busco y busco un signo de su paradero y nada encuentro.
En las noches a esta hora vislumbro una señal pequeñita y débil de él.
Que luego desaparece,se disipa tan pronto como la reconozco.
El príncipe aquel que marcho ha muerto.
De una manera triste y desmerecedora.
Yo lo imaginaba morir (en realidad solo quería morir a su lado de cualquier forma) arriba de su caballo mecánico rompiendo el viento,destrozando límites,despedazando la calma,destruyendo mundos,aniquilando distancias.
Pero repito murió de una manera triste y diferente que no quiero recordar.
Por lo menos lo que yo más amaba de él ha muerto y por eso no lo espero.
Ademas sería tan cruel esa espera que por mi propio bien he decido no esperarlo más.
Jamás volverá aquél príncipe.
Pero espero a otro.
No a cualquiera.
Simplemente otro.
Me acerco a la ventana para darle drama a esta escena,quiero ver que pasa en el mundo exterior; en mitad de cuadra una niña juega a la rayuela que linda y tierna -pienso para mi- pero si la miro con detenimiento no juega a la rayuela esta parada en un pie sobre el número cinco y llora porque no puede alcanzar el cielo.
Paso de ser linda y tierna a ser una pobre esclava de números entre la tierra y el cielo.
Me parece conocida esa niña pero no quiero entrar en detalles ni recordar.
Mi mente esta lenta porque espera.
Y no quiero perturbar esta espera con la duda de la niña y la rayuela,como tampoco quiero saber quien es la sombra que se cuelga de un árbol y me mira fijamente.
Cierro la ventana y me recuesto a pensar:
¿A mi alrededor todo es tristeza?
¿Yo lo transformo en algo triste?
No, es el mundo que cada día se torna más gris que el anterior.
No es mi culpa.
Esa culpa de todos por ende mía también.
Mía y de mi espera.
Tal vez debería dejar de esperar al hombre y empezar a buscarme a mi misma.
Pero no me he perdido y las veces que lo he hecho tardé lo suficiente como para aprender el camino de memoria.
Necesito esperar ...
El hombre que espero es pasión,es calma,es lujuria,es alegría,es aventura,es nostalgia,es desesperación,es paz,es salvación y tantas cosas más.
¿Es hombre?
Si, lleva el cuerpo de un hombre.
De sexo masculino.
Es una tierna mezcla de mi esperanza.
Pero yo no lo cree.
Solo le atribuyo poderes sobre mi y lo espero.
Porque soy tan orgullosa que quiero que él me salve como si yo fuera una princesa encerrada en una torre.
Porque mi orgullo no me permite decir que lo espero desde hace años.
Porque mi orgullo es femenino.
Y no me deja decir que él no solo es hombre sino que también es vida,esperanza,es seguridad...
Quizás esperar al hombre no sea lo correcto ya que lo que en realidad espero es la libertad,la paz,la vida completa,la lujuria sin limites,la calma sin soledades.
Espero sentada,acostada,apagando un cigarrillo,bailando,escribiendo esto espero...
Espero poder vivir mi vida sin estorbos y sin estorbar.
Espero con certeza espero.
Sé que no es un sueño es una realidad que debo aceptar y que para aceptarla por completo necesito esconderme en la espera de un hombre-sueño.
Te quiero porque tu nombre me suena a melancolía y a naufragio.
Te quiero porque arriba en tus brazos el mundo tiene una óptica diferente.
Te quiero porque la copa de tu felicidad jamás esta llena.
Es raro que te quiera cuando estas triste pero a veces tus "felicidades" son excesivas y me lastiman.
Soy egoísta.
Pero te quiero.
Con esa veta de dolor.
Con esos excesos.
Con esas morbosidades.
Con esas egolatrías tan propias de ti.
Te quiero porque es gratis hacerlo y sin embargo a mi me sale carisimo.
Si las lágrimas tuvieran precio estaría en bancarrota por tu culpa.
Te quiero porque yo ayudé a inventarte, eras un ser único que vagaba,pocos sabían de tu existir y yo te hice mágico.
Dándote poderes sobre mi y hasta sobre los demás.
Te quiero porque el mundo es un lugar diferente desde que sé que estas en él.
Te quiero porque eres inalcanzable pero te alcanzo.
Te quiero con tu intermitencia.
Te quiero porque esa misma intermitencia me crea sorpresas y sospechas.
Te quiero y hay días que te odio.
Te odio porque desapareces y te vuelvo a querer con todo mi corazón cuando reapareces.
Hay días que te mataría.
No soporto que me ignores.
Y te odio.
Pero recuerdo tus ojos y te vuelvo a querer.
Te quiero y te engaño.
Porque no puedo ponerme un límite y vos estas lejos para ponerlos.
Y cuando te engaño me acosa el remordimiento.
La culpa.
El llanto.
Y ahí es cuando no sé si te quiero o te odio.
Es mi manera rebuscada de querer.
A veces te veo tan normal como único y eso me hace quererte y odiarme.
Cambias como el clima.
Me tomas y me dejas.
Juegas conmigo un perverso juego que hemos creado a bases..
De vaya a saber de que...
Pero te quiero con tu eterna ira.
Con tu lejanía cercana.
Y con tu nostalgia.
Te quiero porque es imaginarte y recordarte.
Te quiero porque tu boca no lástima.
Pero si tus silencios.
Y te odio por ellos.
Te quiero con traje y desnudo.
Y te odio con lentes.
Te quiero porque tengo un corazón y necesita querer.
Tal vez seas un manotazo más de esta especie de ser de agua que soy que no quiere permanecer en tierra firme ni en realidad absoluta.
Quizás seas una excusa un pretexto para querer.
Para sentir.
Pero te quiero.
Estoy segura de quererte.
Con esa locura tranquila a veces y esa ira titánica otras.
Así te quiero.
Te quiero entero a mi manera,de la forma en que yo te "reinvente" del modo en que yo te soñé y te sueño.
Te quiero porque tu me das fuerzas...
Para luego quitármelas y entonces ...vuelvo a odiarte.
Es simple: te quiero y te odio.
Es mi manera absurda de querer.
Necesito los dos extremos, en eso somos iguales.
La paz no tiene sentido sin saber de los destrozos de la guerra.
Así es mi pobre y triste corazón que necesita de ti como necesita de tu ausencia.
Necesito quererte y odiarte.
Mi corazón así se ha acostumbrado.
Y me odio por eso.
Y a ti también te odio por esa rutina de locos.
Te quiero porque eres rebelde.
Te quiero cuando el insomnio grita tu nombre y te odio por meterte en mi mente y no en mi cama.
Te quiero porque eres furia y eres calma.
Como eres tristeza y eres alegría.
Te quiero porque provocas mis sentidos.
Te quiero con tu nostalgia casi poética.
Te quiero y tu lo sabes pero te da miedo pero a la vez te alimenta el ego; porque conoces mis extravangancias y ser parte de ellas te da cierto placer morboso.
Te quiero porque tu sonrisa ilumina.
Te quiero porque tu llanto es como el océano.
Te quiero porque cuando te odio no puedo esquivar la idea de quererte.
Te quiero porque tu rebeldía es una manera de ver y oír.
Te quiero porque tu causa no es mi causa y todo se enreda,se confunde cuando una palabra la convierte en causa común.
Y te transformas en un rompecabezas de lo que eras y lo que sos.
Te quiero porque soy masoquista.
Y aunque mil veces diga que te odio también digo que te quiero mil veces más.
Te quiero entero y no por partes.
Te quiero cercano,tan cercano como una buena estrella guía.
Te quiero porque el mundo es tramposo y tu eres una trampa más.
Pero que trampa tan especifica,tan pintoresca,tan mía y a la vez tan de no mía.
Te quiero porque te odio.
Y te odio porque te quiero.
Te odio porque corrompes mi vida.
Y me dejas en ascuas.
Te odio porque deshaces mi creación:tu.
Y retrocedes tres pasos cuando habías avanzado uno.
Te quiero porque mereces mi cariño.
Aunque no me reconozcas nada y entonces te odio.
Te quiero y ya no importa nada.
Te quiero y con eso debería bastarme.
Sin embargo no es así,doy explicaciones a ¿ti?.
Tu no las lees,no las escuchas,tu eres caprichoso y por eso también te quiero y te odio.
Atormentas mi claridad.
Confundes mi mundo.
Corrompes mi sentir.
Nublas mi cuerpo.
Y yo te odio.
Pero recuerdo tus ojos y te quiero.
Te quiero y ya no me alcanza que ambos veamos la misma luna.
Te quiero en esta cercanía de miles de kilómetros y te odio por eso.
Te quiero porque un día no te atreves a mirar mi pollera y al otro quieres tenerme desnuda y exclusiva para ti.
Te quiero para moldearte como si fueras de arcilla una y mil veces.
Y para que me moldees pero sin perder nuestras esencias porque ellas nos juntaron.
Te quiero para ceder un tanto y que tu cedas otro.
Pero hasta ahí.
Sin cedernos enteros o cedernos enteros y ser uno solo.
Te quiero y punto.
Pero también te odio.